Supón que la ESA, la Agencia Espacial Europea, te recluta para diseñar una solución viable que permita a un grupo de humanos llegar hasta la luna y establecerse como una comunidad autosuficiente. ¿Por dónde empezarías?
Nuestros estudiantes se han enfrentado a esta pregunta en el marco del proyecto STEAM Investigación aeroespacial aplicada al aula, desarrollado por ESERO Spain, la delegación en España de la Oficina de Recursos Educativos de la Agencia Espacial Europea.
El punto de partida ha sido investigar acerca de las necesidades mínimas que una población tendría que tener cubiertas para poder subsistir en nuestro satélite. No es que difieran mucho de las que tendríamos en la Tierra pero las condiciones especiales a las que nos enfrentaríamos allí arriba (o abajo, o a un lado, depende del sistema de referencia escogido) para conseguir los recursos imprescindibles hace que el proyecto crezca en dificultad.
Tendríamos que comenzar llegando a la Luna en un cohete que contara con combustible suficiente para la ida y la vuelta así como una pequeña cantidad para imprevistos. Además, habría que contar con una plataforma de alunizaje y despegue.
Este cuerpo celeste apenas cuenta con gravedad y esto favorece que carezca de atmósfera salvo por una delgada capa que contiene gases como el argón, el helio y el neón (como comprobó la sonda LADEE de la NASA en 2014). Esta exosfera lunar está formada por el viento solar y gases desprendidos del propio regolito, lo que obliga a tenerlo en consideración a la hora de emplazar los primeros módulos del asentamiento.
Si algo necesitamos para calentarnos, refrigerarnos, cocinar, hacer circular el aire, alimentar la miríada de dispositivos electrónicos que llevaríamos con nosotros, comunicarnos… vivir, en definitiva, es la energía. Nuestros estudiantes han determinado que esta es una necesidad prioritaria y han barajado para dar respuesta al problema distintas opciones que pasan por montar huertos solares al resguardo de la caída de meteroides, poner en marcha intercambiadores de calor de alta eficiencia energética o, incluso, establecer una central de fisión siempre que se pueda garantizar el suministro de combustible fisible.
Para poder desplazarnos por la superficie lunar se necesita un vehículo de transporte de personas y mercancías y los tripulantes tendrán que ir resguardados de la radiación solar, así como abastecidos de suministro de aire respirable, con un traje adecuado.
La alimentación es un tema clave en cuestiones de supervivencia y conocer el gasto calórico que tendrá nuestra población lunar es de vital importancia por eso, nuestros estudiantes, están investigando diferentes dietas que podrían mantener saludablemente a los pobladores espaciales con los nutrientes necesarios y complementos específicos para reducir los problemas derivados de vivir en una reducida gravedad. Esta dieta irá acompañada de programas de entrenamiento para tonificar la musculatura y liberar estrés.
Si alimentar el cuerpo es necesario, hacer lo propio con la mente, también ha de ser un requisito así que nuestro alumnado se ha arremangado para ponerse a idear la construcción de la primera gran biblioteca lunar, un elemento inédito hasta ahora en cualquier plan de asentamiento espacial pero que se ha considerado de vital importancia para mantener ocupada la mente en los ratos de ocio.
Para funciones de apoyo, experimentación, comunicación y hospedaje de visitantes antes de descender al campamento, se antoja necesario contar con una residencia espacial, algo que las agencias espaciales denominan estación espacial orbital (por encontrarse orbitando alrededor del satélite).
Superada la primera fase de investigación para unos, inmersos aún en ella, otros, ya comienzan a mostrarse los primeros diseños que habrán de estar concluidos en algún momento de las próximas dos semanas para comenzar con el proceso de impresión 3D y, posteriormente, crear los circuitos de automatización que controlen la temperatura, la humedad, la luminosidad, el tiempo de exposición y los sistemas de acceso en las distintas dependencias de nuestro campamento.
Este equipo de jóvenes investigadores se muestra lleno de ilusión con este proyecto y no deja de sorprender el alcance de algunas de las preguntas que están poniendo sobre la mesa acerca de las características del combustible, la generación de electricidad, la capacidad para cultivar en ausencia de atmósfera o el número mínimo de personas que se considera suficiente para que una sociedad lunar pudiera mantenerse de forma autónoma.
Tanto es así, que nos hemos propuesto resolverlas todas con ayuda de alguien especialista en la materia antes de que concluya el proyecto.
Y así es como esta apuesta por introducir la tecnología aeroespacial en nuestras aulas ha acabado despertando vocaciones ocultas y velados intereses que habrán de acabar con un afán por saber más acerca de uno de los mayores logros de nuestra especie: superar los límites de nuestro propio planeta.
Créditos.
Coordinación y Post: Javier Luque.
Imágenes: elaboración propia a partir de diseños de nuestros estudiantes.
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